Entre 2010 y 2012 los inversionistas entraron en masa y sumaron US $119,000 millones a los fondos de inversión y los fondos que cotizan en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) dedicados a los mercados emergentes.

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Sin embargo, el crecimiento se está desacelerando en China y América Latina y hay turbulencias en Turquía, Tailandia y Egipto. Argentina está en aprietos. El índice de referencia de los mercados emergentes, MSCI, cayó 2.6% el año pasado y acumula un retroceso de casi 4% en lo que va del año. A medida que los inversionistas estadounidenses emprenden la retirada, las acciones de los países emergentes recobrarán su estatus de gangas para aquellos que tengan las agallas suficientes para volver a comprar, si nos guiamos por los antecedentes históricos.

En enero, las salidas de capital de los ETF especializados en mercados emergentes superaron los ingresos en US$9,100 millones, equivalente a 7% del total de activos, según Morningstar. Desde inicios de 2013, los inversionistas han retirado US$22,400 millones.

El total de fondos administrado por los ETF de mercados emergentes descendió de US $162,000 millones en enero de 2013 a US $111,000 millones según el cálculo más reciente.

La salida de fondos de los países emergentes no ha sido un éxodo desordenado, al menos hasta el momento.

En los últimos seis meses, los inversionistas en fondos mutuos agregaron casi la misma cantidad que lo que retiraron los inversionistas en ETF, tal vez porque las personas usan los fondos mutuos para ahorrar para su jubilación y, por ende, son más pacientes que los asesores financieros que optan por los ETF. Pero los inversionistas siempre han amado u odiado a las acciones de los países en desarrollo.
Ahora, un nuevo estudio realizado por Elroy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton, profesores de finanzas del London Business School, incorporó décadas de información sobre el desempeño bursátil de mercados emergentes como China, Rusia y Sudáfrica.

La investigación de muestra que a lo largo de la historia los mercados emergentes no han tenido un desempeño superior al de las regiones desarrolladas, como EUA y Europa Occidental. Entre 1900 y 2013, estos mercados estuvieron a la zaga por un promedio de casi un punto porcentual al año.
En períodos más cortos, sin embargo, los mercados emergentes han tenido un rendimiento extraordinario cuando los inversionistas los pasaron por alto o los rechazaron.

En los cinco años que finalizaron el 31 de diciembre de 1993, los mercados emergentes promediaron un alza de 36% al año, lo que culminó con un incremento de 75% en 1993. Ese año, los inversionistas vertieron cerca de US $5,800 millones en una serie de fondos recién lanzados.
Como si estuvieran siguiendo un libreto, los mercados emergentes perdieron anualmente cerca de 11% durante los siguientes cinco años, incluyendo un derrumbe de 28% en 1998.

Para 2001, los activos de fondos especializados en mercados emergentes habían disminuido 20% frente a 1996, y muchos inversionistas sencillamente tiraron la toalla. Solo en 2001 retiraron 6% de su dinero.
Entre 2001 y 2010, la tendencia se revirtió y los mercados emergentes generaron un retorno promedio de 15.9% al año, comparado con el crecimiento anualizado de 1.4% en las acciones de EUA. “Algo que nunca parece cambiar”, dice Wagoner en referencia a los inversionistas de los mercados emergentes, “es la falta de concordancia entre las expectativas y lo que es realista en términos de retornos”.

Y ahora el péndulo parece estar girando nuevamente en la dirección contraria: de tener expectativas demasiado altas a esperar muy poco.

“Conforme los inversionistas empiezan a reconsiderar y solo ven problemas en los mercados emergentes, [estas acciones] podrían en algún momento repuntar al punto de alcanzar su valor real”, dice Marsh, el profesor del London Business School.

Fuente: El Diario de Hoy
Miércoles 5 de marzo de 2014