Los bonos soberanos denominados en reales registraron un rendimiento de 3% para los inversionistas este año, el tercer mejor desempeño detrás de Indonesia y Tailandia, entre los 15 países que componen un índice de J.P. Morgan JPM -1.14% de deuda de mercados emergentes en moneda local. La participación de los bonos brasileños en reales en manos de extranjeros alcanzó 16,5% en enero, un máximo de cuatro años, según J.P. Morgan.
Los inversionistas afirman que les atraen los bonos en reales del gobierno y las empresas debido a sus altos rendimientos y un riesgo relativamente bajo cuando se los compara con deuda emitida por otros países en desarrollo. La tasa de interés de referencia de Brasil asciende a 10,75%, frente a 3,5% en México y 12% en Nigeria, según datos de J.P. Morgan.
"Brasil es el caso más claro de precios equivocados en los mercados emergentes", indica Bryan Carter, gestor de portafolio de Acadian Asset Management, cuya firma administra US$400 millones en activos de renta fija. Carter indicó que hace poco incrementó sus activos en bonos brasileños a 13%, la mayor posición alcista de su portafolio.
El repunte de los bonos deja de manifiesto cómo el deseo de obtener mayores retornos impulsa la demanda de bonos más riesgosos en momentos en que los activos seguros ofrecen rendimientos magros. Los bonos de 10% de Brasil con vencimiento en 2021 generan un retorno de 12,12%, frente a 2,3% en el caso de bonos similares del Tesoro de EE.UU.
El apetito por bonos nuevos de parte de inversionistas ansiosos de obtener mejores rendimientos permite que empresas en aprietos levanten recursos. Eso contrasta con lo sucedido en crisis previas de países emergentes, cuando los mercados de bonos les cerraron las puertas a empresas y países del mundo en desarrollo.
En las últimas semanas, la petrolera brasileña Petrobras PETR4.BR -0.21% recibió US$22.000 millones en pedidos para una colocación de bonos de US$8.500 millones.
Los retornos brasileños son altos en parte debido a que la depreciación de 15% del real frente al dólar el año pasado y la inflación de 6% anual que experimenta el país redujeron los precios de los bonos. Los retornos suben cuando los precios caen.
Los gestores de fondos de Estados Unidos están comprando deuda brasileña, infundiendo nuevos bríos a un mercado que el año pasado fue una de las principales víctimas de la agitación en las economías emergentes.