Fuente: Revista Summa

Jueves 25 de febrero de 2016

Por: Revista Summa

La baja de las calificaciones refleja el continuo deterioro fiscal que se ha traducido en un creciente nivel de deuda y en cada vez mayores pagos de intereses. La combinación de las persistentes presiones sobre el gasto y la ausencia de una reforma fiscal han debilitado gradualmente las finanzas públicas de Costa Rica y ha aumentado su vulnerabilidad a shocks externos.

A medida que la administración del presidente Luis Guillermo Solís se aproxima a su último año completo de gestión en 2017, consideramos que es cada vez menos probable que logre la aprobación de una reforma fiscal sustancial. El fragmentado Congreso del país y el largo proceso para alcanzar acuerdos legislativos han bloqueado la aprobación de una reforma fiscal integral (incluyendo cambios al impuesto sobre la renta y al impuesto al valor agregado) durante muchos años. Por ello, la firma espera que el déficit fiscal del gobierno general de Costa Rica siga incrementándose este año y supere 7% del PIB en 2017, lo que impulsaría la deuda neta del gobierno general por arriba de 45% del PIB. (De acuerdo con la definición de Standard & Poor’s, el déficit del gobierno general incluye al banco central, las agencias gubernamentales descentralizadas y la seguridad social).

Se espera que los pagos de intereses alcancen cerca del 13% de los ingresos del gobierno general en 2017, desde el 8% de 2012. La administración del presidente Solís ha intentado contener el crecimiento del gasto al tiempo que busca la aprobación de la reforma fiscal; sin embargo, la deuda del gobierno general se ha incrementado en promedio 5.5% del PIB durante los últimos tres años, y espera que se incremente en promedio 7% del PIB durante el periodo 2016-2018. La deuda denominada en moneda extranjera representa poco menos de 40% de la deuda soberana total, lo que demuestra la vulnerabilidad del gobierno ante cambios adversos inesperados en el tipo de cambio que podrían derivar en mayores costos del servicio de deuda.

El alto nivel de dolarización, con créditos denominados en dólares que representan casi la mitad del total de los créditos, limita la flexibilidad monetaria de Costa Rica. Proyectamos que la deuda neta externa en sentido estricto (deuda bruta externa menos las reservas oficiales, activos líquidos externos del resto del sector público y del sector financiero) alcanzará 48% de los ingresos de la cuenta corriente en 2016, desde 31% en 2013. Asimismo, los pasivos netos externos (pasivos totales del sector público y privado a no residentes menos activos totales externos) podrían alcanzar 149% de los ingresos de la cuenta corriente en 2016, desde 112% en 2013. El debilitamiento de la posición externa combinado con una creciente carga de deuda del gobierno podría reducir la capacidad del soberano para absorber el impacto de shocks externos negativos.